domingo, 8 de agosto de 2010

Reflexión del Artículo titulado IMPLICACIONES FILOSÓFICAS DE LA EFICIENCIA GERENCIAL de Acevedo Rueda Rafael. Publicado en la Revista Visión Gerencial, Año 8. Nº 2, 2009 del CIDE de la FACES-ULA.


El autor Acevedo R. expone en su ensayo, un tema muy interesante sobre las implicaciones filosóficas enmarcadas en la eficiencia gerencial. Parte de los conceptos principales acerca de la eficiencia, eficacia y efectividad y aclara que es importante tomar en cuenta las diferencias que existen entre estos términos.
Para definir eficiencia, el referido autor expone dos conceptos, uno general, donde se establece que la eficiencia es la capacidad de cualquier entidad de producir un efecto determinado. El otro, en una concepción económica, es la relación entre los resultados obtenidos y los recursos utilizados. Distingue la eficiencia de la eficacia, en cuanto esta última, la considera como la obtención de los resultados propuestos sin considerar los recursos empleados para ello. Y la efectividad, se determina en la práctica desarrollando la actuación en condiciones habituales.
Diferenciados dichos términos (eficiencia, eficacia y efectividad), el autor da a conocer cuáles son las implicaciones filosóficas de la eficiencia gerencial y señala que, en su origen, Aristóteles apuntó que la eficiencia se encontraba en estrecha relación con la causalidad. En referencia a esto, la causa es una acción orientada hacia la producción de algo y que antes de ella no existe más nada sino una acción origen que desencadena otras. Se establece como una supremacía de hechos que da lugar a algo. Por su parte, la eficiente esta en relación ya que significa una acción orientada a producir un cambio en ese algo. Partiendo de esta base, el autor denomina causa eficiente a este esquema y admite que la primera causa eficiente es Dios creador de todas las cosas.
Señala el autor, que Aristóteles plantea otras causas que están implicadas en el proceso de creación, la causa final, la causa material y la casa formal. La primera se refiere al objetivo o fin que se persigue en la creación o producción de algo (objeto de la causa eficiente); la segunda, el insumo que se utiliza para llevar a cabo la producción o para lograr el efecto deseado una vez realizada  la acción de  producción (es lo mismo que decir “eficiente”); por último, la causa formal que se refiere a ese algo ya producido considerando su estructura interna.
Continúa el autor expresando que, cuando se quiere lograr el efecto deseado pueden existir varias alteraciones que van a estar determinadas por el entorno en donde se encuentre el sujeto eficiente, es decir la productora. Desde el punto de vista gerencial, tomando el esquema de “causa eficiente”, el eficiente como una entidad económica integrada por varios elementos que se combinan para llevar a cabo la producción de algo, hace uso de los diferentes recursos, físicos, materiales, humanos, financieros, entre otros, para lograr un efecto deseado sobre algo. De esta manera se quiere lograr una eficiencia en conjunto dada por los diferentes sectores  del ente económico el cual realiza en su conjunto acciones racionales para lograr el fin de la organización.
Un aspecto muy importante que considera Acevedo en su escrito, es el recurso humano, y connota que converge el saber (conocimiento) como el recurso principal, pero que, a su vez, no lo es todo, dado que hay que considerar todo los factores del micro y macro entorno donde se encuentra la entidad productora. En el microentorno, los factores psicosociales del recurso humano, la tecnología, el ambiente de trabajo, la estructura organizacional entre otras. En este cambio organizacional confluyen varios factores, que llama el autor como implicaciones filosóficas: aquellos que afectan el rendimiento y, por ende, los objetivos empresariales. Señala el autor: el saber no es suficiente, también los intereses humanos, las distintas aspiraciones personales, las necesidades, el bienestar personal y familiar entre otras. Siendo éstas, dentro del esquema, factores que afectan la eficiente y por lo tanto, la causa material, final, formal.
Presentado el resumen de lo que formula el autor, paso a presentar algunas consideraciones o análisis crítico sobre el particular. La gerencia y, de manera particular, la eficiencia gerencial, desde los tiempos de los grandes precursores de la administración científica (Taylor y Fayol) han estado orientadas a procesos y/o actividades donde ha prevalecido la división del trabajo, la especialización, lo técnico, lo instrumental y todo ello en búsqueda de la eficiencia gerencial y, por consiguiente, de la excelencia productiva. Bajo este enfoque o paradigma, no es muy importante y, tal vez, es poco lo que se considera la formación de valores y actitudes relacionadas con la eficiencia en el trabajo.
Hoy día, se están dando cambios de paradigmas, los cuales se visualizan en el campo de la gerencia y, de manera específica, en la eficiencia gerencial, en un contexto epistemológico dentro de una racionalidad humano-productiva, que toma en cuenta, tal como lo señala Acevedo, no sólo la construcción de saberes (conocimiento (técnico-económico), sino los valores, la cultura, el medio ambiente, entre otros, que de una manera u otra, guían la conducta humana en el trabajo.
Para finalizar, resulta importante recalcar que, en la actualidad, en el manejo de las organizaciones se ha producido una ruptura epistemológica, que se observa en una perspectiva humanista de la eficiencia gerencial, que va más allá de una racionalidad instrumental y abarca elementos de racionalidad humano-productiva, donde predomina esa eficiencia gerencial basada en la acción humana y que sostiene, de alguna manera, el carácter social de la gerencia, dado que se nutre de dos principios básicos, como son la justicia social y la equidad económica.

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